Lo se porque lo he visto esta tarde en 7 espaldas en la recepción de la residencia.
En un principio he oído la alarma de incendios y me he limitado a ponerme los cascos y subir el volumen. No paraba de sonar. Habrán pasado dos minutos cuando he mirado por la ventana y he visto que no había humo ni llamas, así que no sería tan grave.
Han pasado cinco minutos y he pensado que en mi aislada habitación al fondo del pasillo y sin compañero...ya podía estar ardiendo todo el edificio que nadie me echaría en falta, así que he salido a la escalera y cuando he visto a tres que bajaban corriendo he pensado que quizás no era mala idea el querer aferrarse a la vida. Aquí me he puesto un poco nervioso.
Siempre pensé qué-me-llevaría-en-un-momento-así, así que he vuelto a la habitación y he metido en mi mochila:
- Mi diario (en el que aún no he escrito nada desde que llegué)
- Mis gafas (porque costaron lo suyo)
- Mi diccionario (por si las moscas)
- Mi disco duro portátil (nunca se bien lo que hay dentro)
- Mi móvil ( por si me quedaba en el entresuelo)
- El estuche y un par de cuadernos (para no aburrirme)
- Cosas pequeñas que viven en mi mochila (mp3, clínex, chicles, abono...)
Al final no ha sido nada, falsa alarma, pero he sacado en claro que lo mejor para conocer a mis vecinos es que ésta alarma salte. Por ejemplo, no sabía que una australiana de la escuela vive dos pisos por encima y ahora ya lo se.
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Cuando me aburra acerco al mechero y reunión-en-el-hall.
¡Vaya susto!
ResponderEliminarAparca la idea del mechero hasta que me haya ido a Madrid el próximo finde... ;)